martes, 29 de octubre de 2019

EL ALTAR DE FINADOS

ALTAR DE FINADOS: "Creencias y algunos significados..."


Entre flores, velas encendidas y ofrendas que tienen lugar en un altar en las casas yucatecas se realiza la conmemoración por las ánimas del purgatorio, en los llamados días de finados en Yucatán. Olores y sabores, mientras el incienso perfuma el ambiente rodeando todo de misticismo.
EL ALTAR DE FINADOS
Se nombraba como “U janal pixano´ob” que significa comida de las ánima - altar de finados. (Foto: elsouvenir.com)

La lingüística maya registra la palabra “pixán”, aquello que sigue siendo una identidad de persona, ya no física, pero continúa viva, porque si bien el cuerpo desaparece, continúa existiendo como el “pixán”, que los cristianos traducen como el alma, ésta se ausenta a un lugar de descanso, para los católicos a un lugar de purga para pagar sus pecados, regresa anualmente a convivir con sus familiares y a visitar su pueblo. Es una celebración a la continuación de la vida, de la plenitud, representa el ciclo de la vida, como la semilla de maíz que es enterrada y entre la oscuridad de la tierra resurge a la vida. Se nombraba como “U janal pixano´ob” que significa comida de las ánimas.

En tanto con la castellanización del idioma, más general de ciertas décadas al presente, se dice día de santos finados.

Las creencias y los dichos son parte importante para entender, enseñar a valorar toda esta celebración de las ánimas. Creencias y significados de los componentes del altar son piezas fundamentales que justifican su ejecución.

Sincretismo de religiosidad maya y con la costumbre española católica de honrar la memoria de los muertos y pedir por la salvación de su alma. Entre las creencias debemos mencionar que cuando a poco más de mediados de octubre, caen las pequeñas lluvias, se dice que las ánimas limpian su camino y lavan sus trajes de gracia.

Y cuando finaliza octubre, y el viento sopla suave, es señal que algunas ánimas han salido, por tanto las mujeres no deben urdir sus hamacas y costurar pues puede atar a las ánimas. Las criaturas y los bebés deben llevar una cinta negra para que las ánimas de los "pixanitos", o sea, las ánimas chicas no se las lleven.

El Hanal Pixán 

Se divide en dos partes el Hanal Mején Pixán y Hanal Nojoch Pixán, el primero se celebra el 31 de octubre y el segundo el primero de noviembre. Nueve días antes da comienzo el novenario de bienvenida, pues comenzarían a llegar la media noche del 31 de octubre, cuando el purgatoria se abre, saliendo primero las almas de los niños, los “Mején Pixán”, y en la noche del primero las almas de los adultos, los “Nojoch Pixán”. Se reza el rosario en la madrugada y mientras se canta el “Salgan, salgan, ánimas de pena, que el rosario santo rompa sus cadenas…” las ánimas van saliendo del purgatorio unas salen con prisas y saltan de contento, en tanto que las ánimas santas y nobles en solemne procesión van entrando al pueblo. Todo es tranquilidad, respeto profundo, y no falta quien por incrédulo haya visto con asombro la solemne procesión, en escarmiento atroz por su indiferencia. A la par del novenario se efectúa la limpieza de las casas, patios, se aplica pintura blanca a las albarradas, preparar manteles, y objetos que servirán en el altar. La noche en que se cree llegarán, las puertas de las casas son adornadas con flores como el Xpujuc, amor seco y árnica. Y las albarradas se iluminan con la luz de infinidad de velas para que las ánimas vean el camino de llegada.

El 31 de octubre el altar está dedicado a las ánimas chicas. El mantel es de colores con bordados de animales, juguetes o canastitas. Las comidas no deben ser condimentadas por el temor que les haga daño, puede ser puchero de gallina, pollo asado con caldo, frijol colado con calabacita, entre otras comidas. Alrededor del altar se colocan juguetes como cochinitos, trompillos y gallitos de barro para que los niños se entretengan. Las velas del altar deben ser de colores variados y su número depende de los niños muertos en la familia. Los dulces de papaya, nance, ciricote, calabaza, mazapanes y demás forman parte de la ofrenda. Los panes son en forma de muñecos. También frutas, tamales con cool de achiote y una jícara de agua, este elemento es indispensable para calmar la sed de las visitas purgantes. Todas las ofrendas deben ser colocadas en jícaras o platos de barro.



El altar normalmente es de una sola mesa, con mantel. En el extremo superior van las imágenes sagradas de devoción familiar, una cruz verde e imágenes de la Virgen María. En varios casos para este altar de finados se recicla el altar cotidiano que tiene lugar en las casas yucatecas, en tanto que sólo se reviste de nuevos elementos. Después de las imágenes religiosas se colocan las ofrendas de comida y bebidas y en el suelo, en una tablilla de madera, se colocan las velas, o con candeleros desde el altar. La luz de las velas encendidas simboliza a las ánimas purgantes y el humo del incienso la oración que se eleva al supremo omnipotente.

En el altar de las ánimas de los adultos poco varía del de ánimas de niños, deben contener la fotografía de los difuntos, el mantel debe ser blanco con bordados en colores más modestos, las comidas que deben ser relleno negro, escabeche oriental, mechado de pavo, tamales de espelón y los mucbi-pollos o pibes, panes, dulces variados como mazapanes, manjar blanco y dulce de calabaza.

Las velas para este altar son blancas, una por cada miembro de la familia muerto. Entre las bebidas destacan el xtabentún, el balché, el pozole, atole y el chocolate. Todas las comidas deben ser colocadas recién cocinadas para que las ánimas puedan recoger la “gracia”, la esencia y sabor de las mismas. Se pueden colocar bebidas o elementos relacionados con los difuntos de la familia como son una botella de ron, cigarros, etc. Las flores representan con sus colores vivos la vida y ayudan a extender la luz de las velas para que iluminen el altar. La cruz verde es la alusión al Dios de los cristianos, aunque su color verde representa al árbol sagrado de la Ceiba o Yaxché. Los pibes o mucbipollo deben ser tres en caso que la ofrenda sea para una mujer y cuatro para un hombre difunto, porque el tres representa a la mujer: tres las piedras del fogón y tres los pies de la banqueta, y cuatro al hombre: cuatro los puntos de la milpa, cuatro los extremos de la cruz y cuatro los puntos cardinales.
EL ALTAR DE FINADOS
Los pibes o mucbipollo deben ser tres en caso que la ofrenda sea para una mujer (Foto Felipe. Homá)

Sobre los “pib” se dice que los hombres que tienen las manos frías, llamados en maya “sil-k´ab”, no deben estar presentes cuando se entierran los “pibes”, porque éstos no tendrán el calor suficiente para su cocimiento. Cada “pib” debe tener una manera especial de ser depositados en el entierro, una piedra cada uno, abajo y arriba. La carne que contiene debe ser solamente de gallina, porque si fuera de gallo, las ánimas al llegar al altar el canto del gallo las asustará y temerosas saldrán de la casa.

El rito de enterrarlo, de hacerlo “pib” 

Como se dice en lengua maya, es un símbolo del ciclo de la vida, que muere y vuelve a germinar en la vida en lo oscuro de la tierra, vuelve a la vida y todo se renueva, carne muerta de animales y envueltos por la masa del maíz, regresan siempre a nosotros en otra forma, vitalizados y renovados.

Existen familias que no deben hacer “pib”, pues si en el lapso del año murió algún miembro de su familia, al hacerlo quemaría el cuerpo su difunto que está recién enterrado, volverán hacer los pibes el año siguiente. Según marca la piedad popular el rezo de las ánimas chicas, o sea, de los niños difuntos, los llamados pixanitos en lengua maya, es el Trisagio que es alabanza a la Santísima Trinidad, pues se cree que las ánimas de los niños que recibieron el bautismo pero murieron en breve tiempo, al no tener pecado se vuelven en angelitos que eternamente alaban a Dios y forman parte del séquito celestial de la Virgen María. En cambio los niños que nacieron muertos o que no recibieron el bautismo en vida, se van al “limbo” donde forman parte de los preferidos de la Virgen Santísima, pero no tienen alas. La Iglesia Católica ha definido, en época contemporánea, que el “limbo” no existe y que todos los niños muertos se van al cielo por no tener pecado, en todo caso con mayor prudencia se deja a la misericordia divina.

Por eso el 31 de octubre, según marca la piedad popular muy de mañana se rezará el trisagio y se cantará los Gozos de alabanza a la Augusta Trinidad que dice al coro: Dios uno, y Trino a quien tanto, ángeles y serafines dicen Santo, Santo, Santo.

En tanto que a las ánimas grandes se reza el rosario y se cantan los lamentos y alabanzas a Dios. Antiguamente los rezos del mediodía se hacían con rezadoras y cantores acompañados de la serafina, un pequeño instrumento musical de viento, también conocido como armonio. Cuya presencia forma parte indiscutible de la añeja tradición yucatanense. Antigua es la creencia que refiere un profundo respeto a las ánimas por el pueblo maya yucateco que no admite calaveras pintadas, ni símbolos de
calabazas o grotescos de muertos, cadáveres podridos o sangre regada en las calles, aquello es una ofensa a las benditas ánimas. ¡Nada de paseos y mestizas pintadas! decían las viejitas piadosas y aún los más recatados yucatecos fieles conservadores de nuestra tradición de los llamados días de finados.

Y los abuelos en esos días...

Relataban a sus nietos las leyendas como advertencias de continuar la tradición. Sin embargo, la cultura yucatanense no es un pueblo estático, muerto o del pasado, es un pueblo que camina cada día, en tanto va cambiando, transformándose y adaptarse según la necesidad del presente, buscando su supervivencia. Como dice el artista plástico Marcelo Jiménez: los pueblos mayas “no son un museo etnográfico, somos un pueblo en marcha”.

En las albarradas o en un lugar aparte dentro de la casa se coloca un pequeño altar con comida y agua para las ánimas solas u olvidadas por su parientes. A los bebés se les pone un hilo negro o rojo en la muñeca, pues existe la creencia de que al no estar marcados los difuntos podrían llevárselos. A los niños en tierna edad se les pone cintas de color en los tobillos para que no se confundan con las almas que a veces vienen en forma de niños. Las ánimas de los que murieron cerca de la fecha de esta celebración no salen del purgatorio, y para el último día del mes de noviembre cuando las ánimas regresan ellos son los cargadores de velas y "pibes" que llevan para que se alimenten todo el año.

Infinidad de significados y creencias giran en torno a esta celebración, y son de dominio del pueblo yucateco, cada familia tiene su propia peculiar tradición de colocar su altar y los elementos de ella con significados diferentes, todo bajo la costumbre de celebrar el “U janal pixano´ob” la comida de las ánimas o de los finados.
EL ALTAR DE FINADOS
Día de Finados en nuestro Yucatán MX. (Foto: facaebook José I. Borges C.- autor).

Comparto una excelente información sobre nuestras costumbre en todo Yucatán, caso muy similar a mi pueblo natal Cacalchén y al igual que la del autor en Tekal de Venegas, vale la pena replicar la nota para las actuales y nuevas generaciones ampliación de los datos aquí publicados.

Referencias y fuentes:
Autor: José Iván Borges Castillo (*) | Publicado en el diario "Por Esto" | Sábado 29 de octubre del 2016 | Difundido en blog personal |

El siguiente material corresponde a nota periodísticas publicada en el periódico Por Esto! bajo mi autoría (*) en 2016. Aborda el tema de Altar, creencias y algunos significados, correspondiente al tiempo de los finados.
Es sumamente importante tener en cuenta que este trabajo, el primero sobre el altar, está elaborado para una editorial de periódico y no contiene notas a pie de página, ni nada acorde a los trabajos de un ensayo puesto que no lo es.
Destaco que este trabajo lo realice escribiéndolo desde lo que en mi comunidad en particular, Tekal de Venegas, se realiza. Por lo tanto debemos tener presente que cada región del estado, comunidad y cada familia, tiene sus propias particulares en torno a esta conmemoración anual.

Espero que este modesto material sirva de ayuda y aporte al alumno, maestro o a quien quisiera leerlo.


Atte. José Iván Borges Castillo. Tekal de Venegas, Yuc. octubre del 2019, día de San Rafael.

Editado, compartido y ajustado: @FelipeHomá para todo Yucatán y el mundo.

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