jueves, 17 de mayo de 2018

Hacienda Henequenera “Sahcabá” en Cacalchén

La Hacienda Henequera o Finca “Sahcabá” en nuestro municipio.

Hacienda Sahcabá de Cacalchén en Yucatán
Según fuentes orales, la Hacienda henequenera “Sahcabá” fue fundada en el último tercio del siglo XIX por la primera generación de la familia Seguí que arribó desde España
Localización:
La hacienda “Sahcabá” se ubica a dos kilómetros al norte de la cabecera municipal de Cacalchén, Yucatán siguiendo el camino blanco que es prolongación de la calle 20 de la población.

Descripción general:

El cultivo del henequén y la obtención de su fibra mediante el sistema industrializado se generalizó en el estado de Yucatán en la década de 1850, a partir de ese tiempo, muchas estancias y haciendas que originalmente eran ganaderas o maiceras reorientaron sus labores hacia la naciente industria henequenera.

La demanda de fibras naturales colocó a Yucatán como el primer productor mundial y con ello generó un comercio amplio que significó importantes ganancias para los hacendados dedicados a esta actividad. En el exterior se le conoció al henequén como “Sisal” asociándolo al puerto yucateco desde donde se embarcaba y enviaba a todo el mundo.

Cacalchén, ubicado en plena zona de trabajo del henequén fue testigo del crecimiento y consolidación de esta industria en las diversas haciendas que circundaban al municipio, tales como Sahcabá, San Antonio Puá, Cholul Palma, Cholul Cantón (también conocida como San José Cholul), Ayim, Mucuyché, Dizuché entre otras; haciendo énfasis que algunas de ellas geográficamente no son parte del municipio pero muchos de sus trabajadores eran de Cacalchén.

Casa de empaque de la finca para pacas
 Al fondo la Casa Principal (llamada también “El Palacio”), situada al extremo norte, la Casa de Empaque aledaña a la anterior y la Casa de Máquinas al sur.

Historia y anécdotas:

Según fuentes orales, la Hacienda henequenera “Sahcabá” fue fundada en el último tercio del siglo XIX por la primera generación de la familia Seguí que arribó desde España. Para ello adquirieron importantes extensiones de terrenos ubicados al norte de la comunidad y desarrollaron el proyecto a la usanza de la época, enmarcando con edificios funcionales pero estéticamente diseñados con los estilos arquitectónicos afrancesados.



La traza de la nueva hacienda incluyó una plaza central, donde estarían las áreas de trabajo, asimismo en un área circundante de diseñó la construcción de casas homogéneas para los trabajadores y sus familias. Se construyeron en esa época los edificios emblemáticos de Sahcabá, ubicados en la enorme plaza de esta finca tales como la Casa Principal (llamada también “El Palacio”), situada al extremo norte, la Casa de Empaque aledaña a la anterior y la Casa de Máquinas al sur.

En los patios de la Casa Principal se construyó un enorme corral y las caballerizas. Al costado oriente se levantaron las bodegas, de recia madera de pino. El edificio más oriental de la plaza estaba dedicado a la realización de sogas.

Al poniente de la Casa Principal se ubica el cenote, que proveía agua a los edificios principales y a los corrales, jardines y huerto. La extracción era mediante un sistema tirado por mulas que giraban en torno al brocal y alimentaban los depósitos aledaños. Años después este sistema fue sustituido por una veleta, misma que aún está en funcionamiento.

La Casa Principal tiene reminiscencias de los estilos de moda en la época porfiriana (finales del siglo XIX), sus molduras y arcos con enverjado de hechura artesanal limitan el fresco y espacioso corredor con pisos de rojos ladrillos de pasta. En su interior, este edificio cuenta con espacios que en su momento fueron el eje de la vida cotidiana: la oficina del dueño, que luego fue de los administradores, con escritorios y armarios acordes a la importancia del lugar, los cuartos para la familia del hacendado, un cuarto de baño que contenía piezas de loza y cerámica, además de regadera e inodoro novedosos para esas épocas. Contaba con cocina y fogones y también una de las habitaciones con acceso directo al corredor principal y a la plaza se acondicionó como capilla para el santo patrón de la hacienda: San Miguel Arcángel.
 Imagen de San Miguel Arcángel, santo patrono de la hacienda Sahcabá (cortesía de la familia Sosa –Cámara)
En los años cuarentas, los dueños contrataron a un artista que diseñó y pintó la pared oriente de la capilla, con un hermoso retablo al óleo, que de manera armónica se integraba al ambiente sacro que el lugar generaba. Al centro de la pintura, en gran tamaño aparecía el anagrama o siglas que simboliza a San Miguel Arcángel, “príncipe de la milicia celestial”

Históricamente los Seguí, fundadores y primeros propietarios de la hacienda la heredan la finca en los años 30 del siglo pasado a una nueva generación, los hermanos Alfonso y Miguel Seguí Herrera, quienes se casaron con Martina “Tinita” Ricalde Sansores y Loreto “Lola” Moguel. Esta generación contribuyó a darle el esplendor y mayor auge a la producción de fibra de henequén , llamada en maya “sosquil”. La máquina originalmente funcionaba con vapor y queda constancia de ello por la chimenea característica que aún se mantiene en pie. Luego se adquirió una maquinaria moderna que empleaba diésel.
el sosquil o sisal de la fibra de henequén
Fibra de henequeén o sosquil, la fuente del "oro verde" nativa de nuestro estado #Yucatán
Posteriormente, en los años 50 del siglo XX la administración de la hacienda estuvo en don Eloy Ricalde Sansores, casado con doña Rosita Herrera, ambos de grata memoria en Cacalchén. Don Eloy fue un entusiasta y dinámico administrador, de carácter fuerte y noble, generó grandes simpatías no solo entre los trabajadores de la finca sino entre los pobladores. Al finalizar don Eloy la administración quedó bajo la responsabilidad de don Alfonso Seguí Moguel, hasta principios de los años 90. Entre las anécdotas de los antiguos trabajadores se señala que la fiesta dedicada a San Miguel Arcángel en las épocas de don Eloy, organizaba un festejo grande y popular, con misas, novenas, banda de música, comidas, bebidas y mucha alegría.

Antes de finalizar la década de 1960 queda como encargado general de Sahcabá Francisco Sosa Vázquez, más conocido como “Don Huero Sosa”, en este lapso la hacienda continúa desfibrando grandes cantidades del “oro verde” yucateco, como también era conocida esta planta. Se
mantenía la tradición anual de realizar las novenas al santo Patrono San Miguel Arcángel. Cabe señalar que en este período se introduce la energía eléctrica a la cabecera municipal y ello generó que algunos trabajadores y sus familias mudaran su residencia al poblado para acceder a los beneficios de la electricidad y para enviar a los niños a las escuelas, quedando abandonadas casi la totalidad de las casas que eran parte de la hacienda.

“Don Huero Sosa” 

fue encargado de Sahcabá hasta la primera década del siglo XXI, por espacio de más de 40 años, con su inseparable bicicleta, vio transcurrir la vida junto a los trabajadores cuyos diálogos en lengua maya alegraban y convertían las labores en espacio de convivencia fraternal. Otros momentos significativos eran los viajes en plataformas o “trucks” asentados en vías Decauville y jalados por mulas para traer la penca de henequén cortada para la raspa del día..
Se construyeron en esa época los edificios emblemáticos de Sahcabá, ubicados en la enorme plaza de esta finca tales como la Casa Principal al extremo norte, la Casa de Empaque aledaña a la anterior y la Casa de Máquinas al sur.
En el lenguaje de quienes colaboraban en estas tareas era común escuchar expresiones como los planteles “de la pequeña” (así le llamaban a los henequenales propiedad de la misma hacienda “pequeña propiedad”, para diferenciarlos de los particulares que también cultivaban el agave), los días de “raspa” (así conocido popularmente cuando se desfibraba el henequén), las noches de quemar guardarraya, mover rieles, armar bagaceras, entre muchas tantas acciones que sin duda fueron parte de la vida productiva del municipio de Cacalchén. En su memoria recuerda a Nico Gallegos, Carlos Barea,Donato Puga, Refugio Espadas, Pablo López, “Tuti” Uh, el maquinista Luis Canché, Nacho Canché, Galdino Medrano, Laureano López, Juan Gómez, Goyo Medina, Ermilo Gallegos “Muñeto”, Alejandro Cauich “Rayas”, Nacianceno Nah “Blanco”, “Cuxo” López, entre otros muchos amigos que a lo largo de los años trabajaron en las distintas labores de la hacienda.

En este lapso, don Huero señala que fue testigo de los cambios en los propietarios de la hacienda, pues don Alfonso Seguí vendió la propiedad a Jorge Campos, de la ciudad de Motul, durante esta época muchos compradores de Jalisco llegaron para adquirir las denominadas “piñas” de henequén, y para obtener esos cogollos era necesario acabar con la planta y esto a su vez provocó la pérdida de todos los planteles de Sahcabá. Desde ese entonces, la hacienda continúa laborando pero desfibrando “pencas” (hojas de henequén) de particulares. Luego fue vendida a unos empresarios de apellido Baca, a quienes el huracán Isidoro les provocó grandes daños en la Casa de Máquinas y la destrucción de las bodegas de la hacienda. Con la desfribradora dañada, pasaron varios años sin que Sahcabá volviera a laborar.

En el 2006 la propiedad fue adquirida por el empresario Hidalgo Jiménez Ruiz, quien condujo una importante inversión restaurando los espacios emblemáticos de la hacienda dañados por el huracán Isidoro en 2002,, reparando la máquina desfibradora y de empaque y logrando que la energía eléctrica sea una realidad, con lo cual de nueva cuenta se procesa henequén no solo de parcelarios y ejidatarios de Cacalchén sino de comunidades vecinas, haciendo de Sahcabá una de las pocas con desfribradora en funciones.

En 2018, la hacienda Sahcabá sigue vigente, es un espacio para conocer una parte importante de nuestra historia como municipio productor de henequén, cultivo que durante más de 100 años fue el motor principal de la economía del Estado de Yucatán. Visitarla nos permite entender nuestro pasado para consolidar el presente mirando hacia un mejor futuro.
hacienda Sahcabá en Cacalchén historia
Don Huero Sosa que estuvo al frente de la finca durante 40 años aproximadamente.
(Familia Sosa Cámara - altar con el patrono de la hacienda).

 

(Este escrito no pretende ser único ni exhaustivo, es la compilación de relatos orales de personas vinculadas a la hacienda Sahcabá y de las experiencias y conocimientos personales. Especialmente agradezco a don Francisco “Huero” Sosa Vázquez y a la maestra Pilar Cámara Ricalde sus orientaciones y testimonios.)


Texto/Redacción por: Juan Ramón Sosa Cámara.
Fotos y ediciones: Felipe Homá.
Agradecemos al administrador por el acceso y facilidades otorgadas.

13 comentarios:

  1. ME DEJO SIN PALABRAS EXELENTE TRABAJO

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    1. Que bueno, esa es la idea del post mi estimado (anónimo), totalmente en funcionamiento la finca.
      Gracias, y nos ayudas compartiendo o recomendando para que muchas más la vean.

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  2. Yo la conocí en funcionamiento. Me da gusto que siga funcionando. Me da mucho gusto conocer su historia. Gracias.

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    1. Igual a nosotros que vivimos cerca y podemos ir ahí, saludos y gracias por comentar.

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  3. Qué interesante se me hizo el relato, muchas gracias. Iré a visitar la hacienda para disfrutar el lugar

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    1. Saludos y gracias por comentar o compartir.
      En la zona hay varias ex haciendas que se pueden visitar.

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  4. Muy interesante, voy a visitarlo!!

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    1. Saludos. Claro, y LAS Ruinas de Aké igual funciona aún.
      Gracias por comentar.

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  5. Saludos y gracias por comentar o compartir.
    En la zona hay varias ex haciendas que se pueden visitar.

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  6. Mi padre era don Alfonso Seguí Moguel, desde pequeño lo acompañé muchas veces a la hacienda y a casa del “Huero” Sosa quien llevaba la administración de “Sahcabá”

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    1. Hola, soy hijo de don Huero, este escrito es de mi autoría, cuando mi papá aún vivía, el. Y mi mamá, la maestra Pilar me aportaron algunos datos históricos y otros los investigamos documental y oralmente. recordamos con afecto a don Alfonso

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  7. Me da un gusto enorme saber que Sahcabá sigue funcionando. Soy hija de Don Miguel Seguí Moguel y toda mi vida he escuchado mil historias de la hacienda pero no sabía bien que había sucedido con ella. Gracias por este hermoso reportaje, se siente muy bonito.

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    1. Con gusto y placer, el texto/contenido el autor es uno de sus hijos de "Don Huero". Saludos, yo tuve el gusto de trabajar ahí con mi papá varios años en las pacas.

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Gracias...!!!